martes, 1 de septiembre de 2009

Covaleda

Fiesta de reconciliación sanguínea,
fluido carmín y círculos danzantes,
se me vino el suelo encima
mas no quedé a santas noches.

El hijo del de la sombra
ahora vive en una isla
pero volvió tierra adentro
a capturar el tiempo en un espejo.

Retrato colectivo de lazos
en un bosque de hierro forjado,
descomunales insectos y hombres
se curvan en estado de arte puro.

Quedará sellado al espacio
aunque crezca cada día la distancia,
fueron verdes y altas las montañas,
es mar ahora y una cicatriz en la ceja.





Vuelve a fluir el río


























Sé muchas cosas
y también sé ninguna.

Vuelve a fluir el río
bajo mi balcón,
variopinta y multicolor el agua,
profunda verdad,
o mentira,
saber que es la mirada
y no el ojo el que mira.

Concretar o desdibujar el trazo,
nunca es la pesca la misma
aunque se repita algún pez,
tiempo de pescadores
negros
también rojos y amarillos,
es adictiva la rutina.



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