jueves, 29 de octubre de 2009

Tormenta

Ayer di rienda suelta a una tormenta,
diluvié mi barro sucio sobre tu tenue silueta,
sin tregua ni piedad empapé tu hoguera.

Ahora siento la resaca de los muebles destrozados,
de los peces asfixiados en charcas malolientes,
del fango y el cieno en el gris de mi cerebro.

Inevitable la descarga eléctrica de las nubes
cuando el viento frió arrecia tempestades viejas
sobre el cuerpo flaco de los días secos.

Juntos navegamos por mares peligrosos y adictivos,
nos deleitábamos en cada nueva aventura
fondeando en puertos ilegales sin prejuicios.

Ahora ha llegado el tiempo del reencuentro con la vida,
ambos perdidos y heridos en los flancos del presente
no podemos mantener a flote este navío.

Imposible caminar sobre las aguas como cristo,
torrencié mi limo sin piedad sobre tu bote
y ahora me hunde la resaca como un ancla.




miércoles, 28 de octubre de 2009

Difícil


Difícil la hora del sueño en vano,
reiterada oscuridad en perspectiva
bajo los lienzos en blanco.

Difícil la manera el la que se enredan
los hilos frágiles del destino
como en la fachada la hiedra.

Difícil caminar por estos puentes
inestables donde rompen las olas,
acantilados de un futuro obstinado
en retrasar la luz que se escapa
como entre las manos el agua.

Difícil mantener altiva la mirada
cuando se quiebran las tablas
bajo los pies de la escena
y bajan las escaleras siempre
por la gran torre de piedra.

Difícil la batalla cuando carecen
de objetivo las flechas y las lanzas.
Heridas que no cierran, lienzos en blanco,
puentes inestables, torres de piedra,
mirar el mar extrañando la ventana.

Difícil mantener el vuelo recto horizontal
cuando fue siempre curva la mirada.







jueves, 1 de octubre de 2009

Nocturno

He visto saltar a los peces.
El mar estaba negro
como la noche.
La luna, un semicírculo naranja,
se ocultaba tras las negras nubes
que escondían también mi estrella.
De otros era la música,
de otros el baile,
de otros.
Yo solo he visto saltar a los peces.