lunes, 11 de octubre de 2010

Hiperestesia

Hay una tristeza vieja
impregnando los paisajes que recorro
de un aroma acre
que se huele con las tripas,
ciclotimia apenas reprimida
persiste en la boca del estómago
con la evidencia clara
de la mejor especia,
como orvallo pertinaz
se cuela por las grietas de las horas
inundando los caminos
del hedor de una sentina.
¿Efímera como la flor de una alegría?.



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jueves, 17 de junio de 2010

DESDE EL MAR VEO MI CASA

Desde el mar veo mi casa,
cuando estoy nadando
entre las olas o las calmas
miro hacia el norte para ver su fachada,
busco las ventanas y el balcón
por ver si te asomas.

Luego en la playa
tumbado en la cálida arena
mientras leo poemas ajenos
y el sol deja sobre mi piel su pátina
vuelvo a mirar las ventanas y el balcón
por ver si te asomas.

Yo entre el mar y la arena
tú en el interior con tus cosas,
vuelvo a mirar y no sales,
recojo la toalla, las gafas y el libro,
me siento en el borde
y mientras limpio de mis pies la arena
miro hacia arriba
hacia el balcón y las ventanas
pero tú no te asomas.

Subo y ya dentro descubro
sobre la mesa una nota
para justificar tu ausencia.




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miércoles, 2 de junio de 2010

BAJOS VUELOS

















Esta tarde vuelan bajo los aviones,
primero sobre el extraño comezón
que envuelve mi testa abolladura,
rozando sus blancas panzas después
por encima de la piel del delta
donde desemboca sucia la riera.

Bach en sus acordes les incita,
y el lúbrico desfile de apolos, escupidos
en gimnasios que el invierno esconde,
inquieta sus tímidos aleteos
ante el brillo del sudor en la piel
que no en el mármol de los templos.

Vuelan bajo esta tarde los aviones,
atrapan el barro blando de la orilla
para subirlo a los aleros del sueño,
pero este desazón de la azotea
continúa tan real como la música
y las huellas de mis pies en la ribera.





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domingo, 16 de mayo de 2010

CONTRICIÓN Y CERTEZA




















Poema clásico en dos estrofas


                          I

En este lubricán rijoso y salaz
salen de sus huras flacos roedores
hacia el tollo donde crece mi acrimonia.

Vestido de sambenito y coroza
exhibo mi estolidez por las plazas
ante la multitud descarnada y voraz.

Fui juzgado y condenado a escarnio público
en el fuego de la hoguera aherrojado
por el delito enojoso de conjurar a las musas.

Pretendí subir al carro de los laureados
asistir a baile lúbrico de los faunos
sembrando el bosque con las liras de mi arte.

Florestas de colores limpios y palabras
para los gloriosos himnos a los vencedores,
empacho merecido de felicidad y riquezas.

Creíme sabio, elocuente y coronado,
elegido héroe del destino que gobierna
el timón, las velas y el viento.

Y me veo ahora atado al mástil castigado
a la intemperie de un presente aborrecible
en el devenir vacío de los días.

Fue tan grande la osadía de aprehender
los afanes que cegaban mi valía que merezco
el ignominioso descrédito de esta poesía.


                            II

Es sin embargo verdad bien conocida
que no todos los jinetes de blancos corceles
merecen la lisonja del favor celeste.

En la olimpiada virtual de la artística escena
se multiplican los fatuos traficantes
de escasa virtud y dudosa pureza.

Elevados al podio por manos ajenas
negocio falaz de vistosas melenas
contaminan el aire sus ponzoñosos aromas.

No asciende los peldaños quien más sabe
sino quien paga mejor la escalera
lamiendo los pies cuando suenan cascabeles.

Vine del país de las sombras armado
de arco modesto y flechas transparentes
afanoso lancé aquí y allá mis saetas.

Firme el pulso pero incierto el camino
no consiguió esta araña tejer el hilo
que señala la salida del laberinto de alimañas.

Grutas y pasillos sin salida me desvían
una y otra vez de los palios más visibles
en el desfile triunfal de la corte.

Mas aunque el cansancio entumezca mis huesos
no podré contener el torrente enorme
que me desborda en los diques del cuerpo.



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miércoles, 14 de abril de 2010

Epílogo

Tras un viaje propiciatorio
hacia una certeza mayor
que la luz de una cerilla
dejé mis secretos al fresco
en la capital de las promesas,
una hoguera nueva arde
al calor de la fortuna.

Cabalgo otra vez sobre sus ruedas,
claridad renovada, vuelo recto,
acantilado de anhelos y pecado
desde el que me asomo sereno
al azul del mar de abril
ayer blanco frío de invierno.

Red de pesca abundante,
las estrellas del destino
resolverán al fin esta ordalía
cuando florezca lo bueno.




jueves, 21 de enero de 2010

Física

Excepcionalmente soleado
escaneé la Magdalena del paisaje interior,
caricia, luz y calor, propician la creación.


Otros poetas prefieren la noche,
para mi, ¡hágase la luz!

Titila la mar de plata intensa,
un windsurfero intenta levantar la vela,
esfuerzo vano por la ausencia de viento
sobre la piel ondulada del agua.

Momento individual,
átomo indivisible,
y el tiempo tan sólo una linea.

Alguien grita mi nombre
pero no es a mi a quien llama,
fluye oportunista el torrente
en la quimera de una prematura primavera.




lunes, 18 de enero de 2010

Calderón

Aparqué en la puerta
salté las ruedas
y entré en mi sueño.

Será difícil ahora
vivir despierto.