viernes, 15 de noviembre de 2013

Aviones, sobresaltos, lecturas...

















Cazando aviones en la negra noche
conseguiré invertir el sueño.
Ráfagas y puntos luminosos,
otra vez el tiempo de Aristóteles.

¡Suena el timbre!
Rompe el silencioso rumor de Comala.
Acomodo el cabestrillo
que sujeta un brazo hinchado
con el húmero roto
recompuesto y atornillado.
Es tiempo de atrás que vuelve.

Sonido lejano de motores.
¡Se acrecienta y acerca!
Vuelvo al balcón, al frío,
a capturar otro avión al vuelo.
Esta vez dibujará lineas perfectas
sobre el negro negro.

(Mención a la estrella de la tarde
que se acerca a la luna en el páramo
y también en mi ventana)





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