sábado, 9 de febrero de 2008

El vuelo de la garza

Ahora veo a menudo a la garza volar.
Aterriza, guardando siempre la distancia,
en la riera de Sant Jordi o en las rocas de la playa,
pero, cuando me acerco sigiloso
para contemplar más de cerca su blanca pureza,
se eleva sobre el dibujo de mis pasos
en la línea ondulada que traza la mar.

No hay placer sin abandono.



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